Puto, gordo, negra, bala, come libros y pobre: ¿qué hacemos con el bullying?
Aislado, sin ganas de estudiar ni de ir a
la escuela, triste, temeroso, y con síntomas físicos. Así puede llegar a
expresarse una víctima de bullying. El tema es complejo y no todo caso
de discriminación lo es. Por ello hay que analizar caso por caso. Y
tener una mirada sobre el ciberbullying, lo que se dice en las redes
sociales, por sobre lo que ocurre en la escuela. Sobre todo en las
escuelas públicas, donde los profes van de un aula a otra con cientos de
pibes y muchas veces no hay una estructura de contención armada.
Entonces salta el problema, pero no se trabaja en la prevención. Y, en
definitiva, la escuela amplifica lo que ocurre a nivel social.
Dicho
así, todo parece que se fue de las manos. El problema es social y
excede a la escuela. Por eso hay que abordar las realidades familiares y
de contexto, y ver las redes de instituciones que complementan la tarea
de la escuela.
Entonces,
más que prevención pareciera ser que lo que se necesita son espacios
donde circule la palabra, en los que los adolescentes puedan hablar y
cuenten con canales para expresar lo que viven y sienten. Y
lamentablemente hoy los hechos demuestran que a veces se llega tarde.
Experiencia
Sólo
un puñado de escuelas cuentan con gabinetes con especialistas para
ocuparse del tema. Una de ellas es la Bustos, de Rivadavia 2933. Allí
los pibes cuentan con un Concejo Escolar de Convivencia, del que
participan además de los alumnos, los preceptores, porteros, docentes y
padres. También se sumaron practicantes de las carreras de Trabajo
Social y Terapia Ocupacional. Desde principio de año vienen hablando del
bullying. Organizaron foros de la palabra, vieron videos y sobre todo
se escucharon. También participaron de la primera marcha contra el
bullying en Santa Fe, que se realizó el pasado sábado 9 de junio.

Foto: El Litoral
“Hay grupos en los que hay indiferencia o se suman a la risa contra un compañero, por eso hicimos estas actividades”. Brisa. Alumna de 4° año de la escuela Bustos.
Y el miércoles pasado realizaron una actividad en el patio de la escuela, para despertar la conciencia de todos.
Primero, Valentina, alumna de 3° año, leyó un poema escrito en forma colectiva con la técnica del cadaver exquisito.
“Miles
de noches llorando / pensando cómo salir del agujero / profundo / y
frío...”, fueron algunos de los versos escritos con desgarro por los
chicos. Y le siguen palabras como “puño”, “llanto”, “dolor” o
“destrucción”. Así lo dicen. Así sacan de adentro eso que los oprime,
para liberarse y para que el otro deje de discriminarlos y pueda
empatizar.
Después
fue el turno de quienes se animaron a tomar un pinche y romper un globo
cargado de tinta de colores sobre cada una de las palabras escritas
sobre una tela, a la vista de todos. La idea era pinchar la palabra con
la que se sienten identificados y por la que son discriminados o
acosados. Ellos mismos las habían elegido previamente: torta, puto,
virgo, negro, gorda, feo, come libros, bala, croto, sucio, pobre, cuatro
ojos, estúpido, traba, raro y flaca. Cada globo fue reventado y la
sensación fue que cada uno de los participantes sintió alivio y el
acompañamiento de sus compañeros.
“Traer
esta idea del bullying a la escuela es genial, porque es donde más se
ve, aunque está en toda la sociedad”, dijo Brisa, alumna de 4° año y
participante activa tanto del Centro de Estudiantes como del Consejo
Escolar. Ella contó además su experiencia de discriminación que sufrió
años atrás. Habló de lo importante que fue la contención de sus padres y
dijo que “muchas veces los adultos no se toman cinco minutos para
charlar con sus hijos cuando llegan de la escuela, no los escuchan, y
quizá no saben lo que padecen”.
“Sé
que otros amigos míos la pasaron peor, lloraban todo el día y les costó
más superar el bullying”, expresó Brisa. “En la escuela secundaria hay
muchos chicos y hay diferentes grupos. En el que estoy yo tratamos
siempre de no dejar aislado a nadie, pero sé que hay otros grupos en los
que hay indiferencia o se suman a la risa contra un compañero, por eso
hicimos estas actividades”, agregó la alumna.
“Creo
que hoy se sabe mucho más del bullying, se habla más”, admitió Brisa,
“aunque muchas veces en la relación con los padres es más difícil porque
no se animan a decirles lo que les pasa. Por eso es necesario que los
adultos estén más atentos”, advirtió.
Mirada especializada
La psicopedagoga Silvana Williner trabaja en esta realidad, en el ámbito de la educación secundaria.

Pinche.
Un alumno de la Bustos a punto de pinchar el globo sobre la palabra con
la que se siente discriminado, ante la mirada atenta de sus
compañeros.Foto: El Litoral
—
En base a su experiencia en el contacto con adolescentes, ¿qué es lo
que observa en la conducta, que favorezca la posibilidad de la presencia
del bullying?
—
No comunicarse, mostrar escasas habilidades para socializar, aislarse,
bajo rendimiento escolar, no querer asistir a la escuela, padecer
síntomas físicos antes de ir a la escuela, estar triste, temeroso
—respondió Williner.
— ¿Cómo deben actuar los amigos, docentes, equipos de especialistas y familiares ante un caso de bullying?

Teatro.
Los alumnos del turno tarde de la escuela Bustos realizaron
escenificaciones con situaciones de bullying.Foto: Luis Cetraro
—
A los compañeros les pedimos siempre comunicación a un adulto de la
institución, cualquiera sea, el que les ofrezca mayor confianza o con el
que les quede mejor hablar o transmitir un hecho o situación. Aquí
actuamos dándole la seguridad a los compañeros de la reserva en cuanto a
la información recibida. Actuamos bajo el lema “si no hacés nada, sos
parte”.
Nunca
revelamos la fuente de información para poder trabajar mejor y no
tenemos problema con esto. Es fundamental trabajar con los alumnos que
son conscientes del daño que producen ciertas actitudes, ahí tenemos un
trabajo enorme y posible. Por ejemplo, hemos trabajado la situación de
saber realizar denuncias en redes en forma conjunta entre varios
compañeros frente a amenazas u ofensas que se detecten a compañeros.
Con
los docentes y especialistas, generalmente por medio de charlas y
talleres, trabajo con videos, jornadas especiales, trabajo el tema como
contenido curricular, pero insisto, en el cotidiano que mencioné al
principio, en la hora de clase puede hacerse muchísimo, mucho más que en
instancias especiales en el año.
Con
familias, siempre a través del diálogo, comprometiendo al trabajo
conjunto, no puede faltar el esfuerzo de la escuela como no puede faltar
el esfuerzo de la familia. Habrá que hablar de las posibilidades de
acción de cada una, diferentes y complementarias. También se puede
involucrar en este trabajo a los equipos socio educativos en caso de que
se requiera su intervención.
— ¿Cuáles son los problemas estructurales que se pueden observar hoy en las escuelas, que favorecen el bullying?
—
Algunos de los problemas estructurales pueden ser el mal uso de redes
sociales, ausencia de adultos, problemáticas familiares serias,
adolescentes solos, adolescentes que ya ingresan a la secundaria con
factores emocionales de influencia, muy instalados, difíciles de
abordar.
—A su criterio, ¿qué medidas se deberían tomar en los ámbitos escolares para evitar el bullying?
—
De alguna manera lo expresé antes (ver relacionada Bullying:
sistemático, estratégico, premeditado y silencioso). Agrego que deberían
promoverse proyectos que involucren valores, que den pertenencia a la
institución, que fortalezcan la identidad grupal de cada curso,
propuestas artísticas, todo lo que genere aprendizajes, autoestima,
capacidad creativa y expresiva. Trabajos con testimonios de vida,
ejemplos de vida. Despertar intereses. Escuelas con climas escolares
saludables.
Etiquetas
Nacionales
Publicar un Comentario
No hay comentarios. :