¡Peligro! Comer en el trabajo, un desafío diario
Los productos que consumimos entre comidas mientras trabajamos
influye, positiva o negativamente, en nuestro peso corporal. Es muy
difícil pasar esas ocho horas (o más) sin comer... Y está bien que lo
hagamos: el problema es que los alimentos que elegimos, generalmente, no
son saludables.
La falta de tiempo y de planificación nos llevan a comer criollos, galletas y otros alimentos que tenemos a mano y calman el hambre inmediato, pero aportan poco a la nutrición y son aliados del sobrepeso: tienen alto contenido de grasas, azúcar y carbohidratos.
En Estados Unidos, una investigación estatal descubrió que los empleados adultos obtienen casi 1.300 calorías a la semana de lo que ingieren en sus trabajos. Por comer lo más accesible, a menudo gratis, muchas de esas calorías que se agregan en la oficina son “vacías”, sin contenido nutricional.
"Los alimentos de trabajo son altos en calorías vacías, sodio y granos refinados y bajos en granos enteros y fruta", sostuvo Stephen Onufrak, autor principal del estudio.
En Argentina, el 60% de los mayores de 18 años tiene sobrepeso (y el 36% de los menores). Y cambiar los hábitos alimenticios en el trabajo, incorporando frutas y otros productos saludables, puede ser un punto de partida para frenar o revertir esta epidemia.
Graciela Porchietto, licenciada en Nutrición que colabora con el Banco de Alimentos Córdoba (organización que trabaja para disminuir el hambre y mejorar la nutrición de miles de chicos en situación de vulnerabilidad), dio algunos consejos:
“Entre comidas, cuando nos ataca el hambre podemos reemplazar el criollo por una fruta: las más prácticas para llevar y consumir en el trabajo son banana, manzana, mandarina y pera. También podemos llevar barritas de cereales”, recomendó.
“En cuanto al almuerzo, hay que evitar caer en lo más fácil y barato, que es ir todos los días a un kiosco y comprar un sándwich. Eso depende de la actitud de cada uno para intentar cambiar los hábitos. Hay muchos recursos para hacer ensaladas para llevar. Por ejemplo, usando papa, huevo duro, pollo picado y una lata de arvejas, con un poco de aceite y sal. También podemos hacer algunas con choclo, queso, jamón. Lo que tengamos en la heladera se puede agregar y son sumamente nutritivas”, explicó Porchietto.
Por otro lado, la especialista destacó la importancia de un buen desayuno. “Todos los que van a trabajar tienen que ir ya desayunados desde su casa. Se recomienda levantarse media hora antes y hacerlo, por el gasto calórico que tenemos en el trayecto. Hay algunos que no se aguantan el desayuno tan temprano, y en ese caso recomiendo llevar fruta, cereales, yogur”, señaló.
“Lo ideal es llevarse la comida de la casa, es lo más económico y nutritivo”, aseguró la colaboradora del Banco de Alimentos Córdoba.
Además, la comida no es lo único que puede calmarnos cuando nos ataca el hambre o la ansiedad de consumir algo. “En un trabajo sedentario, muchas veces por pasar tanto tiempo sentados nos agarra frío. En lugar de buscar comida calórica que nos genere sensación de bienestar, podés probar pararte, pegar unos saltos, caminar un poco, estirarte”, aconsejó Porchietto. También, según la experta, las bebidas calientes y las sopas son una buena opción en estos casos.
Como en las escuelas
En una nota anterior contamos que la Municipalidad de Córdoba pretendía que este año comiencen a desarrollarse cantinas saludables en todas las escuelas de la ciudad. Significa que los kioscos escolares tradicionales ofrezcan y promuevan frutas enteras, ensaladas de frutas, barras de cereales, frutos secos, sándwiches y tartas saludables, entre otros productos.
Quizás, si la ordenanza se cumple y los chicos incorporan sus preceptos a su vida diaria, ellos podrán enseñarles a sus padres, tíos y abuelos a mejorar su alimentación y transformar los snacks (alimentos que se ingiere entre comidas) que solo engordan en snacks saludables.
La falta de tiempo y de planificación nos llevan a comer criollos, galletas y otros alimentos que tenemos a mano y calman el hambre inmediato, pero aportan poco a la nutrición y son aliados del sobrepeso: tienen alto contenido de grasas, azúcar y carbohidratos.
En Estados Unidos, una investigación estatal descubrió que los empleados adultos obtienen casi 1.300 calorías a la semana de lo que ingieren en sus trabajos. Por comer lo más accesible, a menudo gratis, muchas de esas calorías que se agregan en la oficina son “vacías”, sin contenido nutricional.
"Los alimentos de trabajo son altos en calorías vacías, sodio y granos refinados y bajos en granos enteros y fruta", sostuvo Stephen Onufrak, autor principal del estudio.
En Argentina, el 60% de los mayores de 18 años tiene sobrepeso (y el 36% de los menores). Y cambiar los hábitos alimenticios en el trabajo, incorporando frutas y otros productos saludables, puede ser un punto de partida para frenar o revertir esta epidemia.
Graciela Porchietto, licenciada en Nutrición que colabora con el Banco de Alimentos Córdoba (organización que trabaja para disminuir el hambre y mejorar la nutrición de miles de chicos en situación de vulnerabilidad), dio algunos consejos:
“Entre comidas, cuando nos ataca el hambre podemos reemplazar el criollo por una fruta: las más prácticas para llevar y consumir en el trabajo son banana, manzana, mandarina y pera. También podemos llevar barritas de cereales”, recomendó.
“En cuanto al almuerzo, hay que evitar caer en lo más fácil y barato, que es ir todos los días a un kiosco y comprar un sándwich. Eso depende de la actitud de cada uno para intentar cambiar los hábitos. Hay muchos recursos para hacer ensaladas para llevar. Por ejemplo, usando papa, huevo duro, pollo picado y una lata de arvejas, con un poco de aceite y sal. También podemos hacer algunas con choclo, queso, jamón. Lo que tengamos en la heladera se puede agregar y son sumamente nutritivas”, explicó Porchietto.
Por otro lado, la especialista destacó la importancia de un buen desayuno. “Todos los que van a trabajar tienen que ir ya desayunados desde su casa. Se recomienda levantarse media hora antes y hacerlo, por el gasto calórico que tenemos en el trayecto. Hay algunos que no se aguantan el desayuno tan temprano, y en ese caso recomiendo llevar fruta, cereales, yogur”, señaló.
“Lo ideal es llevarse la comida de la casa, es lo más económico y nutritivo”, aseguró la colaboradora del Banco de Alimentos Córdoba.
Además, la comida no es lo único que puede calmarnos cuando nos ataca el hambre o la ansiedad de consumir algo. “En un trabajo sedentario, muchas veces por pasar tanto tiempo sentados nos agarra frío. En lugar de buscar comida calórica que nos genere sensación de bienestar, podés probar pararte, pegar unos saltos, caminar un poco, estirarte”, aconsejó Porchietto. También, según la experta, las bebidas calientes y las sopas son una buena opción en estos casos.
Como en las escuelas
En una nota anterior contamos que la Municipalidad de Córdoba pretendía que este año comiencen a desarrollarse cantinas saludables en todas las escuelas de la ciudad. Significa que los kioscos escolares tradicionales ofrezcan y promuevan frutas enteras, ensaladas de frutas, barras de cereales, frutos secos, sándwiches y tartas saludables, entre otros productos.
Quizás, si la ordenanza se cumple y los chicos incorporan sus preceptos a su vida diaria, ellos podrán enseñarles a sus padres, tíos y abuelos a mejorar su alimentación y transformar los snacks (alimentos que se ingiere entre comidas) que solo engordan en snacks saludables.
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