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Si la pasión por el fútbol se volcara a la educación

Qué pasaría si todas esas energías colectivas se pusieran en la educación? Probablemente sería otra la realidad, distinta a la que se vive hoy en el sistema educativo con paros docentes que dejan aulas vacías, con presupuestos ajustados y las complicaciones generadas por la demora en los subsidios que ya se sienten en algunas escuelas privadas religiosas, como es el caso de la comunidad educativa del Colegio San Roque de Resistencia, por citar solo un ejemplo.

Sondeos de opinión que se realizan en forma periódica en todo el país donde se consulta la importancia que la ciudadanía asigna a la educación dan casi siempre el mismo resultado: la mayoría de los consultados coloca a la escuela y al sistema formal de educación entre las prioridades de la agenda nacional y provincial. Sin embargo, la realidad es muy diferente a esa aspiración.

Al menos así lo demuestra un original trabajo realizado por investigadoras de la Escuela de Educación de la Universidad Austral que se propuso medir cómo le iría a la Argentina si participara de una especie de Mundial de la Educación. Tomando como punto de partida los resultados de las últimas pruebas PISA en matemática, lectura y ciencias en la que participaron alumnos argentinos y, en una simulación, en la que se hizo competir a los equipos de los distintos países que participan en Rusia 2018 en instancias similares a las del mundial de fútbol, se obtuvo que Argentina no logró superar ni siquiera la primera ronda.

Es que, según esta simulación, mientras los alumnos argentinos obtuvieron 1486 puntos en la última prueba PISA, los islandeses lograron 1509. Los estudiantes de Croacia, en tanto, alcanzaron 1497 puntos, es decir 11 más que los argentinos. De esta manera, una virtual selección nacional de estudiantes ya habría quedado fuera de la competencia internacional.

Siguiendo con el estudio comparativo de la Universidad Austral, la codiciada copa mundial quedaría en manos de los alumnos de Japón, que son quienes obtuvieron el mejor desempeño en las últimas evaluaciones PISA.

En efecto, los adolescentes del país del sol naciente lograron el mejor puntaje en las últimas pruebas llevadas a cabo por la OCDE a nivel mundial sumando 1599 puntos, imponiéndose a Suiza que (en la simulación de la Universidad Austral) quedó en segundo lugar con 1555 puntos.

Si bien es cierto que las pruebas PISA no necesariamente reflejan las particularidades de cada sistema educativo (el sistema argentino, por ejemplo, tiene una enorme complejidad y heterogeneidad, ya que no es lo mismo estudiar en escuelas de los principales centros urbanos del país que en un establecimiento educativo ubicado en una zona más postergada) no es menos cierto que los países que se ubican en los primeros lugares de ese polémico ranking tienen bajos índices de pobreza, y un estándar de vida muy superior al promedio mundial.

Finlandia, Dinamarca, Suiza y Japón son las naciones que, invariablemente, integran el grupo de países con mejores resultados en las evaluaciones PISA. La sociedad argentina tiene el desafío de contagiar la pasión que se pone en fútbol al ámbito de la educación, reclamando y exigiendo políticas públicas que generen nuevos procesos de innovación dentro y fuera del sistema educativo, con incentivos reales (mayor inversión escolar, mejores salarios para maestros, mejor infraestructura) que entusiasmen a docentes, directivos, padres y a alumnos, para que en nuestro país la educación también sea pasión de multitudes; para que la escuela se transforme en un espacio que potencie la innovación con aprendizajes desafiantes que permitan aprovechar al máximo las mejores capacidades de nuestros estudiantes
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