La Argentina no mide muertes causadas en intervenciones
Si bien los motivos del fallecimiento de 
la periodista y legisladora Débora Pérez Volpin están bajo 
investigación, hay evidencias que muestran que en la Argentina las 
muertes por efectos adversos de la medicina son más frecuentes que en 
otros países de la región. El motivo no es la falta de recursos sino la 
negación a medir resultados.
La
 muerte de la renombrada periodista y diputada porteña en un 
procedimiento médico diagnóstico rutinario causa consternación. Una 
endoscopia que es un estudio de tipo frecuente en la práctica médica y, 
en general, de altos niveles de seguridad terminó abruptamente en el 
fallecimiento de la paciente. Más allá de que este caso se encuentre 
bajo investigación judicial, la gravedad del tema merece una evaluación 
más general.
Para
 ello resulta pertinente apelar al Índice de Acceso y Calidad a la 
Atención Médica que publicó la prestigiosa revista internacional de 
medicina The Lancet. Se trata de un indicador que busca medir la calidad
 de los sistemas de salud de 195 países basándose en las tasas de 
mortalidad de 30 factores de muerte evitables. 
Uno
 de ellos son los “Efectos Adversos de los Tratamientos Médicos” que 
mide la mortalidad por complicaciones provocadas por medicamentos, 
dispositivos médicos e incidentes ocurridos durante la atención médica 
y/o quirúrgica por reacción anormal del paciente o complicación 
posterior. En otras palabras, muertes provocadas por errores en los 
tratamientos médicos.
El
 indicador adopta valores entre 0 y 100. A mayor valor, menor frecuencia
 de muertes por efectos adversos de los tratamientos médicos. Tomando 
países de la región aparece que los sistemas de salud de Colombia y 
Chile arrojan valores para el índice de 77 y 71, respectivamente. Los 
sistemas de salud de Uruguay, Perú y Brasil se ubican en valores entre 
52 y 59. El sistema de salud de Argentina apenas alcanza el valor de 41.
Estos
 datos señalan que la cantidad de muertes por efectos adversos de la 
medicina en Argentina es significativamente más alta que en los países 
vecinos. Ciertamente que este tipo de indicadores adolece de 
imperfecciones y sesgos, pero la magnitud de las diferencias con los 
otros países es muy sugerente.
El
 caso de la periodista y legisladora es más resonante porque la paciente
 era una persona pública que vivía en Buenos Aires, pero es altamente 
probable que sea una más de las miles de muertes anónimas provocadas por
 malas prácticas en la aplicación de los tratamientos médicos.
Un sistema “desarticulado”
En
 la organización del sistema de salud argentino prevalecen la 
desarticulación y las superposiciones entre los hospitales públicos, las
 obras sociales y las prepagas. Los ciudadanos hacen un enorme esfuerzo 
financiero para sostener su funcionamiento, pero gran parte de los 
recursos se diluyen en ineficiencia y la alta permeabilidad a la 
corrupción. El rechazo a medir calidad es visceral, de manera que es muy
 difícil reconocer y premiar a quienes hacen bien su trabajo e 
identificar y penalizar las malas prácticas.
Uno
 de los principales factores que explica la crisis es la errónea idea de
 que los malos resultados es por falta de recursos y no por mala 
administración. Dentro del generalizado proceso de decadencia, las 
acciones tradicionales del Ministerio de Salud nacional no ayudan a una 
mejor gestión.
Por
 un lado, porque se autoasigna un rol de ente rector del sistema cuando 
no lo es, debido a que en el arreglo constitucional de la Argentina la 
regulación y el control sanitario es responsabilidad provincial. Por el 
otro, porque induce al despilfarro al ejecutar programas que invaden 
funciones provinciales y municipales.
Desde
 el nivel nacional se distribuyen medicamentos, dispositivos médicos, se
 construyen o reparan hospitales o se paga parte de las remuneraciones 
del personal de los centros de salud provinciales y municipales. Esto 
puede ser políticamente muy atractivo pero sanitariamente es muy 
ineficiente e induce a las autoridades sanitarias provinciales a 
abandonar roles centrales como es el control de la calidad médica, entre
 otros.
                            Etiquetas
                          
Salud
 

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
Publicar un Comentario
No hay comentarios. :