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En una nueva carta, De Vido pide "reconstruir" el peronismo

El ex ministro detenido Julio De Vido publicó este lunes en su página oficial de Facebook una nueva carta que tituló "De la reconstrucción de un frente nacional y popular conducido por el peronismo".

Llama a la unión del peronismo ya que -argumenta- "la situación del país amerita la movilización total".

Decía el General Perón que se debía “observar para distinguir” y “distinguir para optar o elegir”. Veamos, no hablaba de mirar sino de observar en un estadio superior de sentir o percibir porque los militantes, en su condición de cuadros políticos, necesariamente deben hacerlo para elegir la mejor opción política para cada momento, para siempre beneficiar o mejorar en cualquier circunstancia al conjunto.

Alguno por ahí dirá que no todos los militantes son cuadros. Esa, claramente, es una posición ideológica, ajena a la concepción política del peronismo; los habrá mejores o peores, más o menos útiles para cada coyuntura, por aquello que:

“El peronismo es esencialmente popular. Todo circulo político es antipopular y, por lo tanto, no peronista” (Las Veinte Verdades Peronistas).
No quiero distraerlo con disquisiciones vacías. Lo que quiero decir, claramente, es que la situación del país amerita la movilización total del peronismo, como abanderado histórico de los derechos del pueblo argentino y, fundamentalmente, de los trabajadores. Nadie puede ser dejado de lado y mucho menos hacerse el distraído.

Por ello, es ineludible para nosotros impulsar orgánicamente al peronismo a liderar la encomiable tarea de reconstruir un FRENTE NACIONAL Y POPULAR, como el que nos llevara al contundente triunfo de Cristina Fernández de Kirchner en el 2011. Ese resultado, sin duda, fue en gran medida producto del sacrificio supremo que el 27 de octubre de 2010 hiciera Néstor Kirchner, luego de librar una fenomenal pelea contra quienes por fuera de la política pretendían transformarse en el poder real de la Argentina, que hoy, sin duda, detentan plenamente, producto de las sucesivas derrotas electorales de 2013, 2015 y, parcialmente, como luego veremos, en 2017.

Esas sucesivas derrotas fueron posibles porque a partir de 2008, luego de que Néstor Kirchner dejó el gobierno el 10 de diciembre de 2007 -con el 75 por ciento de imagen positiva- los monjes negros de los que hablé en mi carta anterior hicieron su aparición en escena. También los advenedizos a los que también me referí. Ellos introdujeron en el gobierno popular políticas erradas y ajenas a nuestro modo de gestionar que nos llevaron a fuertes enfrentamientos con los sectores medios de la sociedad, que se fueron profundizando, salvo en el interregno de 2009 y 2010, teniendo como fecha liminar el 11 de marzo de 2008 (firma de la “125”).

En ese momento, Néstor Kirchner decide encarar con toda su energía la recuperación de la autoridad del gobierno fuertemente socavada al enfrentarse públicamente contra la voluntad del multimedio de concentrarse cada vez más (compra de TELECOM ARGENTINA, habilitada por Macri a poco de asumir).

Luego de este enorme y titánico esfuerzo y sacrificio, político y personal, que fue su candidatura a diputado nacional en 2009, que en realidad fue un virtual empate que los medios hegemónicos transformaron en una catastrófica derrota. Sin ninguna duda de mi parte esto le costó la vida, y finalmente originaría la gigantesca victoria del 2011.

Tras ese triunfo resurgieron voces destinadas, monjes negros mediante, a marginar del frente gobernante al peronismo (a propósito, en mi nota anterior me olvidé de “mi voto no es positivo”, mejor no nombrarlo, es más sano otro de los advenedizos). Yo diría, sin temor a equivocarme, que la trágica e incentivada antinomia entre kirchnerismo y peronismo fue impulsada por ese coro agorero de tránsfugas, en el más literal sentido del término, que buscaban alejarnos cada vez más de los compañeros, fundamentalmente intendentes del conurbano bonaerense.

Ello nos transformaba en cómplices de la diatriba cotidiana que nuestros enemigos mediáticos lanzaban contra lo que ellos llamaban “BARONES DEL CONURBANO”, símbolo claro de la resistencia al neoliberalismo, baluarte y dique que evitara una hecatombe electoral en la Provincia de Buenos Aires, y hacia la mayoría de nuestros gobernadores que también hicieron el aguante al peronismo en esta última elección de 2017.

A la vez que el gobierno expresaba en los hechos una política de vanguardia en materia de recuperación y fundación de nuevos derechos, una política cultural fundacional -la Televisión Digital Abierta-, la finalización de Yacyetá y Atucha 2, los dos satélites Arsat, etc., toda una obra que mostraba claramente que se trataba de un gobierno peronista, estos personajes nefastos, que tanto daño hicieron al gobierno popular, seguían profundizando diferencias con lo que lo que ellos consideraban peronistas tradicionales y , fundamentalmente, una política comunicacional que cada día nos enfrentaba más con los sectores medios, agrandada por la gigantesca claudicación que significó, luego de significativas mayorías legislativas, la no puesta en vigencia de la Ley de Medios (ni que hablar del fallido de haber anunciado una reforma judicial que nunca se concretó). Quiero liberar de toda culpa y responsabilidad Gabriel Mariotto, Martín Sabatella y Graciana Peñafort, que hicieron un digno trabajo.

Convengamos que el caso de la Ley de Medios generó un fuerte escepticismo o mejor dicho una falta de credibilidad en los sectores medios de la sociedad y en las asociaciones libres del pueblo, dado que habíamos explicado en profundidad las positivas transformaciones que esto produciría en el campo de la comunicación audiovisual, esencialmente la posibilidad de informarse que tendrían importantes sectores de la sociedad. En esta tarea cabe destacar el excelente trabajo de Gabriel Mariotto y su equipo en el debate y difusión de lo que proponíamos.

Por eso creo que el peronismo tiene la oportunidad de encabezar una firme oposición al gobierno y a sus políticas de ajuste, entrega y achicamiento del Estado, con nuestros aliados históricos del frente de 2011 pero no sólo para construir una alternativa antiliberal a la neoliberal que fue votada por la gente no masivamente, porque no fue como lo quiere mostrar la corporación mediática en el poder. Además, eso sería insultar a los que lo votaron porque está claro que ahora no los engañaron como en 2015.

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