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"Para la mecánica hay que tener mano, hay que saber escuchar y sentir"

Mientras muchos adolescentes terminan el secundario con serias dudas vocacionales, Alberto Candia (41) sentía que un solo oficio podría llenarle todas las horas de un placer inacabable ante los nuevos retos: la mecánica. Él egresó de la Escuela de Educación Técnica 3139 Gral. Martín Miguel de Gemes, con su especialización en mecánica del automotor, pero se inclinó más por las motos. Además, dice que el gusto le devino también de haber pasado largas horas viendo trabajar a un tío en su taller. Ahora en Tres Cerritos, rodeado de herramientas, Alberto habla con El Tribuno de su oficio como de una persona amada. "Para esto hay que tener mano, porque si bien son elementos mecánicos funcionando en gabinetes cerrados, hay que saber escuchar, hay que saber sentir. También hay que tener paciencia porque hay problemas que están muy ocultos y hay que buscarlos hasta que salgan a la luz. A uno le tiene que gustar muchísimo lo que hace, porque hay cosas complicadas, más ahora que las motos vienen cada vez más electrónicas y los fantasmas eléctricos son cada vez más frecuentes", señaló.

Actualizaciones

Le atribuyen a Confucio esta gran verdad: "Escoge un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día en tu vida". Sin embargo, las vocaciones traen consigo ocupaciones algo tediosas y demandantes para mantenerse actualizado. En el caso de la mecánica del automotor, la incorporación de la electrónica trajo aparejados cada vez más circuitos con componentes electrónicos.

"Ahora con las regulaciones europeas, porque la mayoría de los productos viene de allá, por la cuestión de las emisiones (contaminantes) y para optimizar los vehículos, interviene la electrónica. En 2000, las motos venían con carburadores y ahora son todas de emisión electrónica como los autos y eso optimiza mucho el funcionamiento", señaló. Agregó que él apuesta por la autocapacitación y que cuando sale al mercado algún modelo las compañías efectúan presentaciones por internet. "Me conecto a un sitio que se llama "Escuela técnica', en el que dan cursos de electrónica avanzada. Porque ir a hacer los cursos a las fábricas implica mucha plata, pero ahora por internet se puede acceder a ese aprendizaje, y un poco porque soy autodidacta", comentó. Añadió que la tecnología auxilia en las mediciones y controles, también para el diagnóstico de fallas. "Con la base que uno tiene y un constante atender las motos, la electrónica muchas veces ayuda, por ejemplo a las Yamaha se las conecta a la PC y se puede diagnosticar qué tienen sin estar desarmándolas", señaló. "Las motos por su cuenta avisan las fallas, nada más que hay que interpretarlas con los escáneres", añadió.

Competencias

Otro ruedo que capta el interés de los mecánicos de motos son las competencias entre las compañías, usualmente organizadas por las terminales de auto y de motos. "En enero se organizan en Brasil las competencias que hacen Honda y Yamaha. Les ponen a un número de concursantes cierta cantidad de motos con algunos problemas y cuentan el método y el tiempo que utilizan para resolverlo", se explayó.

Hablando de los encuentros nacionales nombró uno que se realiza en Córdoba, no con fines competitivos sino para reforzar relaciones cordiales entre colegas fierreros. "Ese encuentro de mecánicos se hace en un ambiente de camadarería y en él se comparan vivencias. Todos nos actualizamos con algunas cosas de las motos más nuevas", detalló.

Solidaridad

Alberto tuvo en su vida dieciséis motos. Entre ellas las que prefiere son las de enduro.

Actualmente tiene un grupo de enduristas integrado por clientes de su taller, la mayoría de Tres Cerritos y de Campo Quijano. Con ellos despunta el gusto por esta modalidad de motociclismo cuyo propósito es superar etapas compuestas por pruebas cortas cronometradas que requieren de habilidad, destreza y velocidad sobre la moto. "Con mis amigos hacemos travesías, nos vamos a los cerros que están escondidos y a los que muchas veces se llega solo en moto", relató.

En 2009 los organizadores del Rally Dakar, la competición anual de rally raid más importante del mundo, determinaron que los competidores pasaran por Sudamérica. Allí se fueron a verlos el grupo de motociclistas salteños, formado por entre 12 y 15 integrantes. Mientras se debatía si el paso del evento alteraría los paisajes en forma violenta, a ellos se les abrió una perspectiva desconocida. Recibieron la hospitalidad de pastores y notaron que sus carencias no eran proporcionales a la generosidad de los corazones vallistos. "La idea de ir a escuelas apartadas y llevar donaciones surgió cuando fuimos a los cerros de San Antonio de los Cobres, en la parte de Las Cuevas y la Quebrada del Toro. Ahí hay una escuela muy necesitada y pensamos que ya que íbamos en moto podíamos llevar cosas a la gente de los cerros", contó. El grupo recauda ropa, calzado, juguetes y libros, "pero todo en forma particular, no es que tenemos patrocinantes", aclaró Alberto. Añadió que por lo general salen durante el verano, porque hay lugares adonde no pueden acceder en otras estaciones, por obra del frío, el viento y la nieve. Completan unas cinco salidas. "No podemos llevar mucho, pero como tenemos trato con la gente sabemos cuáles son las necesidades que tienen", apuntó. Luego dijo que la riqueza del enduro estriba en conocer lugares de belleza insospechada o volver a caminos ya recorridos, pero mirarlos de manera renovada. "A veces vamos por los caminos alternos, por ejemplo en la zona de Las Cuevas hay un lugar que se llama Mesadas, donde solemos ir a pescar truchas con los changos en temporada. Y además es conocer a la gente, que es muy humilde y amable con nosotros", destacó.

Él está casado con Carina Copa (42), enfermera. Tienen cuatro hijos: los mellizos Daniel y Lucas (18), Agustín (13) y Solana (11). Los mayores están terminando el secundario en la misma escuela técnica a la que fue Alberto. Su familia lo apoya para el enduro, no sin abrigar cierto temor. "Si bien mi señora se moviliza en moto es medio reacia a hacer lo que yo hago porque para ella es más peligroso verme trepar por senderos angostos. Ella anda por la ciudad, donde siempre hay que estar atentos: a veces los autos se cruzan, no hay semáforos o no nos ven por los espejos", concluyó.

Seguridad ante todo

El parque de motos en Salta viene en franco incremento, a la par de las campañas de seguridad vial para multiplicar los conductores responsables. Bajo la óptica de Alberto, “es un vehículo como cualquiera, el hecho de que se respete y se sea consciente con lo que se hace minimiza los riesgos, pero si uno anda loqueando por ahí, sin casco, que de eso sí vi mucho, trae aparejados muchos accidentes. Y, obviamente, tener las motos en condiciones es importante para evitar accidentes”. En este sentido aconsejó que
cada 3 mil kilómetros se hagan los servicios y se controle la suspensión y el aceite, para salir seguro a los caminos y rutas.
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