Todo lo que hacemos en Internet deja huella, cómo cuidarse de los delitos informáticos
Phishing, hacking, cracking son términos con los que conviene familiarizarse. Están en inglés pero representan acciones ilegales que se cometen a través de la red informática en todo el mundo. También en Santa Fe. En los últimos días, se conoció el caso de una cuantiosa estafa cometida en nuestra ciudad a través de tarjetas de crédito. El hecho -que disparó todos los alertas y recomendaciones- ocupa desde entonces a investigadores, y preocupa a cualquier persona que utilice estos medios para sus operaciones comerciales, es decir, un porcentaje cada vez mayor de la población.
Marcelo Temperini es abogado especializado en Derecho Informático, es investigador en la FCJS de la Universidad Nacional del Litoral, becario del Conicet con un doctorado en Derecho en proceso sobre delitos informáticos y cibercrimen, y socio fundador de AsegurarTe (consultora en seguridad de la información). Es, además, el especialista consultado por El Litoral para profundizar sobre el robo de identidad a través de tarjetas de crédito y débito, y para explicar cada uno de los conceptos que se mencionan al inicio. Y otros más.
“Para el caso de las tarjetas de crédito o de débito, la forma tradicional de la estafa necesita dos partes. Esencialmente, se necesitan por un lado los datos propios de las tarjetas, el PIN (depende el tipo de tarjeta) y los datos personales de las víctimas, que son los más sencillos de conseguir para los delincuentes. Con esa información hay distintos niveles de delito: hay delincuentes que recolectan estas credenciales y luego las venden en el mercado negro y otros que se dedican a realizar efectivamente las estafas. Hay toda una técnica acerca de cómo realizar las estafas sin que la persona se dé cuenta. Porque el secreto de un gran estafador está en que la víctima no note que está siendo estafada. Por eso, entre las recomendaciones básicas está que la gente controle los movimientos de su cuenta”, advirtió.
Hoy se usa débito automático para el pago de servicios y para las compras de todos los días, y eso hace que no se recuerden los montos. “Entonces es muy difícil para el titular de la tarjeta llevar el control, pero es una ventaja para quien comete el delito. Es una mezcla de todo: la gente empieza a utilizar cada vez más la tarjeta y los accesos a los clonadores son cada vez más fáciles”.
Marcelo Temperini es abogado especializado en Derecho Informático, es investigador en la FCJS de la Universidad Nacional del Litoral, becario del Conicet con un doctorado en Derecho en proceso sobre delitos informáticos y cibercrimen, y socio fundador de AsegurarTe (consultora en seguridad de la información). Es, además, el especialista consultado por El Litoral para profundizar sobre el robo de identidad a través de tarjetas de crédito y débito, y para explicar cada uno de los conceptos que se mencionan al inicio. Y otros más.
“Para el caso de las tarjetas de crédito o de débito, la forma tradicional de la estafa necesita dos partes. Esencialmente, se necesitan por un lado los datos propios de las tarjetas, el PIN (depende el tipo de tarjeta) y los datos personales de las víctimas, que son los más sencillos de conseguir para los delincuentes. Con esa información hay distintos niveles de delito: hay delincuentes que recolectan estas credenciales y luego las venden en el mercado negro y otros que se dedican a realizar efectivamente las estafas. Hay toda una técnica acerca de cómo realizar las estafas sin que la persona se dé cuenta. Porque el secreto de un gran estafador está en que la víctima no note que está siendo estafada. Por eso, entre las recomendaciones básicas está que la gente controle los movimientos de su cuenta”, advirtió.
Hoy se usa débito automático para el pago de servicios y para las compras de todos los días, y eso hace que no se recuerden los montos. “Entonces es muy difícil para el titular de la tarjeta llevar el control, pero es una ventaja para quien comete el delito. Es una mezcla de todo: la gente empieza a utilizar cada vez más la tarjeta y los accesos a los clonadores son cada vez más fáciles”.
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