Un proyecto de ley quiere alcohol cero al volante
En los fundamentos de su proyecto de ley, el senador Miguel Cappiello explica que la mayor parte de la población mundial tiene prohibido beber si conduce.
El legislador cita a la Organización Mundial de la Salud que observa que en 89 países que representan el 66% de todos los seres humanos tienen leyes que no permiten más que 0,5% de alcohol en sangre. Pero que hay países con una fuerte tradición en el consumo de bebidas fuertes como Rumania, República Checa y Hungría donde la tolerancia es cero.
La tolerancia cero para los conductores es el eje de un proyecto de ley que tiene en su agenda la Cámara de Senadores de Santa Fe. El ex ministro de Salud, Miguel Cappiello (PS-Rosario), sostiene que las tasas de siniestralidad vial por los efectos del alcohol justifica la decisión.
“Hay más muertos por alcohol al volante que por homicidios”, dijo el legislador, que explica que clausurar por completo la idea de la ingesta de alcohol para quien conduce un vehículo termina con las dudas respecto de cuál es la medida apta para beber y luego conducir.
El senador sostiene en los fundamentos de la iniciativa que cuando el límite se fija en un valor que “no podrá ser superior a cero”, la norma completamente restrictiva parece funcionar mejor que aquellas que pretenden fijar una cantidad razonable.
Los considerandos mencionan el caso de la provincia de Salta, que fijó tolerancia cero en 2014 y logró en menos de un año que nunca más se detectara un caso de alcoholemia al volante en sus rutas, dotadas de más de 50 puestos de control.
El debate sobre el tema ya está instalado en otros puntos del país. “Las provincias de San Luis, Santa Cruz, Entre Ríos, Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuentan con proyectos de ley en sus respectivas legislaturas que disminuyen notablemente la tolerancia de alcohol por litro de sangre en los conductores”, o directamente la fijan en cero, indica el proyecto.
Artículos
El primer artículo del despacho -que deberá pasar por a las comisiones de Seguridad Pública, luego por Presupuesto y Hacienda y finalmente por Asuntos Constitucionales y Legislación General- fija las penalidades para quienes transgredan la norma con multas (de 300 UF a 1.000 UF) y “con más la inhabilitación accesoria para conducir de 15 días a 2 años”.
El mismo artículo aclara que la posibilidad de optar por el pago de la multa no estará al alcance de los conductores de motos, ciclomotores, cuatriciclos y vehículos de transporte de pasajeros o de carga.
La norma en estudio supone reformar la Ley 13.169, el Código de Faltas de Tránsito de Santa Fe.
Comparación
“Todos los datos que tenemos aseguran que en 2015 murieron más personas por accidentes viales que por asesinatos y hechos violentos. Entendemos que estas muertes se podrían evitar simplemente si el conductor no toma alcohol y sale a conducir, por eso es que presentamos el proyecto, más allá de las sanciones que puedan haber para quien hoy bebe y conduce”, dijo el senador.
En los fundamentos, Cappiello explica desde el punto de vista médico la relación entre el alcohol y los accidentes: “Es un depresor del sistema nervioso central que actúa como anestésico a todos sus niveles, comenzando por el cerebro y continuando por proporciones inferiores (del sistema) según aumente la cantidad de alcohol en sangre”.
“El alcohol que llega al cerebro genera efectos sobre todo el cuerpo. Por ello, consumirlo antes o durante el momento de conducir un vehículo compromete seriamente la capacidad de reacción, lo que crea un riesgo -innecesario e injustificado- para el resto del tránsito y para el propio conductor que ha bebido”.
El legislador cita a la Organización Mundial de la Salud que observa que en 89 países que representan el 66% de todos los seres humanos tienen leyes que no permiten más que 0,5% de alcohol en sangre. Pero que hay países con una fuerte tradición en el consumo de bebidas fuertes como Rumania, República Checa y Hungría donde la tolerancia es cero.
La tolerancia cero para los conductores es el eje de un proyecto de ley que tiene en su agenda la Cámara de Senadores de Santa Fe. El ex ministro de Salud, Miguel Cappiello (PS-Rosario), sostiene que las tasas de siniestralidad vial por los efectos del alcohol justifica la decisión.
“Hay más muertos por alcohol al volante que por homicidios”, dijo el legislador, que explica que clausurar por completo la idea de la ingesta de alcohol para quien conduce un vehículo termina con las dudas respecto de cuál es la medida apta para beber y luego conducir.
El senador sostiene en los fundamentos de la iniciativa que cuando el límite se fija en un valor que “no podrá ser superior a cero”, la norma completamente restrictiva parece funcionar mejor que aquellas que pretenden fijar una cantidad razonable.
Los considerandos mencionan el caso de la provincia de Salta, que fijó tolerancia cero en 2014 y logró en menos de un año que nunca más se detectara un caso de alcoholemia al volante en sus rutas, dotadas de más de 50 puestos de control.
El debate sobre el tema ya está instalado en otros puntos del país. “Las provincias de San Luis, Santa Cruz, Entre Ríos, Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuentan con proyectos de ley en sus respectivas legislaturas que disminuyen notablemente la tolerancia de alcohol por litro de sangre en los conductores”, o directamente la fijan en cero, indica el proyecto.
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El primer artículo del despacho -que deberá pasar por a las comisiones de Seguridad Pública, luego por Presupuesto y Hacienda y finalmente por Asuntos Constitucionales y Legislación General- fija las penalidades para quienes transgredan la norma con multas (de 300 UF a 1.000 UF) y “con más la inhabilitación accesoria para conducir de 15 días a 2 años”.
El mismo artículo aclara que la posibilidad de optar por el pago de la multa no estará al alcance de los conductores de motos, ciclomotores, cuatriciclos y vehículos de transporte de pasajeros o de carga.
La norma en estudio supone reformar la Ley 13.169, el Código de Faltas de Tránsito de Santa Fe.
Comparación
“Todos los datos que tenemos aseguran que en 2015 murieron más personas por accidentes viales que por asesinatos y hechos violentos. Entendemos que estas muertes se podrían evitar simplemente si el conductor no toma alcohol y sale a conducir, por eso es que presentamos el proyecto, más allá de las sanciones que puedan haber para quien hoy bebe y conduce”, dijo el senador.
En los fundamentos, Cappiello explica desde el punto de vista médico la relación entre el alcohol y los accidentes: “Es un depresor del sistema nervioso central que actúa como anestésico a todos sus niveles, comenzando por el cerebro y continuando por proporciones inferiores (del sistema) según aumente la cantidad de alcohol en sangre”.
“El alcohol que llega al cerebro genera efectos sobre todo el cuerpo. Por ello, consumirlo antes o durante el momento de conducir un vehículo compromete seriamente la capacidad de reacción, lo que crea un riesgo -innecesario e injustificado- para el resto del tránsito y para el propio conductor que ha bebido”.
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