Los Kirchner te deben 5.777 dólares
Como todo el mundo sabe, la misión de Nico Wiñazki en este mundo es emputecerle la vida a los Kirchner.
En las últimas semanas, el muy basura no tuvo mejor idea que hurgar en el destino de aquellos 600 palos verdes que el Compañero Centro Cultural recibió en los años 90 en nombre de la Provincia de Santa Cruz.
Como si Ex Ella y sus amigos no tuvieran suficientes problemas en el presente, Wiñazki les trae ese forúnculo desde el pasado, de puro jodido nomás. Veamos.
En 1993 los Kirchner eran teloneros de Menem y militaban activamente a favor de la venta de YPF. Predicaron su privatización por todo el país hasta que finalmente la consiguieron. Se la entregaron a Repsol, le dieron a la corona española la llave de cada yacimiento y le lustraron las bolas al monumento de Colón durante toda la década del 90. Luego vino Chávez, les ordenó sacar la estatua y los invitó a sumarse al grupito de Whatsapp que tenía con el presidente iraní Ahmadineyad.
Que ahora estos tipos no lo quieran reconocer, no debería asombrarnos. Si no fueron capaces de reconocer la pobreza, la inflación o la inseguridad durante más de 10 años, no les vamos a andar pidiendo que reconozcan su proezas durante el menemismo. Tampoco reconocieron al gobierno de Macri y se fueron de la Casa Rosada sin traspasar el mando. Es más, algunos diputados kirchneristas ni siquiera asistieron al Congreso para la jura del nuevo presidente. Como se suele cantar en el Bombonera “esa mancha no se borra nunca más”.
Volviendo al punto en cuestión, en retribución por aquella lucha privatizadora, las provincias petroleras recibieron toneladas de dólares por regalías. Todo bancarizado y en blanco. La debilidad por el cash y los bolsos vino mucho después.
En el caso de Santa Cruz, el gobierno de Menem les reconoció 600 palos verdes. El entonces gobernador Compañero Represa Hidroeléctrica comunicó la novedad por cadena provincial (ya entonces tenían esa obsesión por las cadenas) y al terminar su speech, creyendo que las cámaras se habían apagado, exclamó pícaramente: “tengo 600 millones”. Todo quedó registrado. Se puede ver en Youtube con solo poner “Kirchner 600 millones”. El kirchnerismo tiene la curiosa virtud de haber dejado grabado en video todos sus sketchs para que podamos verlos una y otra vez, incluyendo la imagen de Ex Él abrazando una caja fuerte, Ex Ella proclamando una pobreza del 4,5% el año pasado ante la FAO o López apoyando los bolsos en la puerta del convento. Son el canal Volver de la política nacional.
Desde entonces, no hubo más precisiones sobre el destino de los fondos. Lo único que sabemos fue explicado por el mismo Kirchner en 2003 cuando declaró que efectivamente la plata estaba en Suiza y a la brevedad sería repatriada. Sin embargo, nunca más se supo nada. Hasta ahora, que vino el pesado de Wiñazki a molestar.
Hagamos cuentas. Si los 600 palos verdes se colocaron de manera conservadora, podemos asumir que ese dinero rindió un promedio del 5% anual durante 23 años.
Haciendo un cálculo simple, aquellos 600 millones hoy se han convertido en 1.850 millones de dólares (para ser más exactos, 1.848.640.000 dólares).
Si dividimos esa cifra entre los 320.000 habitantes que tiene la Provincia de Santa Cruz (la guita es toda de ellos) nos da que los Kirchner le deben a cada santacruceño unos 5.777 dólares.
Esto quiere decir que si usted vive allá y es familia tipo, o sea papá, mamá y dos chicos, está en condiciones de reclamarles 23.108 dólares. Al cambio de hoy, unos 355.868 pesos. Descorchá.
Lo bueno es que, como el progresismo kirchnerista no gravó la renta financiera por falta de tiempo (estaban muy ocupados bajando la pobreza), toda esa guita es libre de impuestos.
Mi recomendación, amigo santacruceño, es que se apure a pasar por El Calafate o por alguna sucursal de la cadena hotelera, nacional, popular y cada vez más eclesiástica, antes de que se pudra todo con la justicia. Esto es como las corridas bancarias: cobran los que llegan primero.
Podríamos darle más vueltas al tema, pero mejor evitemos regodearnos con los datos. Como dijo Kicillof, “no hay que estigmatizar el choreo” y como dijo Aníbal Fernández, “tenemos menos chorros que en Alemania”. Que todavía estén todos sueltos, es otro problema.
Lo único que vale la pena agregar sobre este asunto es que el hecho de que la cifra de 5.777 dólares coincida con el número del año nuevo judío 5.777 que se festeja justamente esta semana, es una mera casualidad bíblica y cabalística pero que nos lleva inevitablemente a otra deuda del Klan K, un poquito más grosera: el Memorándum con Irán y el fiscal Nisman.
Al respecto, además de guita, también nos deben algunas otras respuestas.
¿Por qué Ex Ella violó su compromiso, expresado meses antes, de no acordar nada con Irán sin el apoyo de todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria y de las instituciones judías involucradas?
¿Por qué armar una Comisión de la Verdad para investigar un atentado con los mismos acusados del atentado?
¿Por qué Irán nunca aprobó el acuerdo y ni siquiera lo envió a su Parlamento?
¿Y las escuchas telefónicas? ¿Qué significa cuando el iraní le dice a D’Elía que “allá están muy calientes porque el rusito los cagó”?
¿Cuándo D’Elía dice que Parrilli le pidió que “ahora mantenga perfil bajo” está hablando del Parrilli que todos conocemos o de un jugador del Milan?
¿Por qué D’Elía le dice al iraní que vaya rápido a la Casa Rosada porque tiene un mensaje urgente para darle?
¿Por qué, ante la denuncia de Nisman, no se pusieron a disposición de la justicia si eran tan inocentes?
¿Por qué una vez muerto el fiscal se dedicaron sistemáticamente a difamarlo?
¿Por qué aferrarse desesperadamente a la idea del suicidio cuando inicialmente Ex Ella escribió que fue un crimen para perjudicar al gobierno?
¿Por qué el famoso “no tengo pruebas pero tampoco tengo dudas”?
¿Por qué ni el pésame a las hijas?
Demasiadas preguntas como para seguir haciéndose los burros. Esta semana la Cámara Federal dictaminó que no hay nada para investigar.
¿Qué se puede agregar? Me apropio de estas palabras: “Hagamos lo posible para que haya más dignidad en el orden laboral, económico, educativo, sanitario… pero no olvidemos nunca que si pesa sobre la vida de este país un asesinato no explicitado como tal, la Argentina habrá muerto con un tiro en la cabeza de ese fiscal”. Santiago Kovadloff, 27 de setiembre de 2016. Una mente brillante.
En las últimas semanas, el muy basura no tuvo mejor idea que hurgar en el destino de aquellos 600 palos verdes que el Compañero Centro Cultural recibió en los años 90 en nombre de la Provincia de Santa Cruz.
Como si Ex Ella y sus amigos no tuvieran suficientes problemas en el presente, Wiñazki les trae ese forúnculo desde el pasado, de puro jodido nomás. Veamos.
En 1993 los Kirchner eran teloneros de Menem y militaban activamente a favor de la venta de YPF. Predicaron su privatización por todo el país hasta que finalmente la consiguieron. Se la entregaron a Repsol, le dieron a la corona española la llave de cada yacimiento y le lustraron las bolas al monumento de Colón durante toda la década del 90. Luego vino Chávez, les ordenó sacar la estatua y los invitó a sumarse al grupito de Whatsapp que tenía con el presidente iraní Ahmadineyad.
Que ahora estos tipos no lo quieran reconocer, no debería asombrarnos. Si no fueron capaces de reconocer la pobreza, la inflación o la inseguridad durante más de 10 años, no les vamos a andar pidiendo que reconozcan su proezas durante el menemismo. Tampoco reconocieron al gobierno de Macri y se fueron de la Casa Rosada sin traspasar el mando. Es más, algunos diputados kirchneristas ni siquiera asistieron al Congreso para la jura del nuevo presidente. Como se suele cantar en el Bombonera “esa mancha no se borra nunca más”.
Volviendo al punto en cuestión, en retribución por aquella lucha privatizadora, las provincias petroleras recibieron toneladas de dólares por regalías. Todo bancarizado y en blanco. La debilidad por el cash y los bolsos vino mucho después.
En el caso de Santa Cruz, el gobierno de Menem les reconoció 600 palos verdes. El entonces gobernador Compañero Represa Hidroeléctrica comunicó la novedad por cadena provincial (ya entonces tenían esa obsesión por las cadenas) y al terminar su speech, creyendo que las cámaras se habían apagado, exclamó pícaramente: “tengo 600 millones”. Todo quedó registrado. Se puede ver en Youtube con solo poner “Kirchner 600 millones”. El kirchnerismo tiene la curiosa virtud de haber dejado grabado en video todos sus sketchs para que podamos verlos una y otra vez, incluyendo la imagen de Ex Él abrazando una caja fuerte, Ex Ella proclamando una pobreza del 4,5% el año pasado ante la FAO o López apoyando los bolsos en la puerta del convento. Son el canal Volver de la política nacional.
Desde entonces, no hubo más precisiones sobre el destino de los fondos. Lo único que sabemos fue explicado por el mismo Kirchner en 2003 cuando declaró que efectivamente la plata estaba en Suiza y a la brevedad sería repatriada. Sin embargo, nunca más se supo nada. Hasta ahora, que vino el pesado de Wiñazki a molestar.
Hagamos cuentas. Si los 600 palos verdes se colocaron de manera conservadora, podemos asumir que ese dinero rindió un promedio del 5% anual durante 23 años.
Haciendo un cálculo simple, aquellos 600 millones hoy se han convertido en 1.850 millones de dólares (para ser más exactos, 1.848.640.000 dólares).
Si dividimos esa cifra entre los 320.000 habitantes que tiene la Provincia de Santa Cruz (la guita es toda de ellos) nos da que los Kirchner le deben a cada santacruceño unos 5.777 dólares.
Esto quiere decir que si usted vive allá y es familia tipo, o sea papá, mamá y dos chicos, está en condiciones de reclamarles 23.108 dólares. Al cambio de hoy, unos 355.868 pesos. Descorchá.
Lo bueno es que, como el progresismo kirchnerista no gravó la renta financiera por falta de tiempo (estaban muy ocupados bajando la pobreza), toda esa guita es libre de impuestos.
Mi recomendación, amigo santacruceño, es que se apure a pasar por El Calafate o por alguna sucursal de la cadena hotelera, nacional, popular y cada vez más eclesiástica, antes de que se pudra todo con la justicia. Esto es como las corridas bancarias: cobran los que llegan primero.
Podríamos darle más vueltas al tema, pero mejor evitemos regodearnos con los datos. Como dijo Kicillof, “no hay que estigmatizar el choreo” y como dijo Aníbal Fernández, “tenemos menos chorros que en Alemania”. Que todavía estén todos sueltos, es otro problema.
Lo único que vale la pena agregar sobre este asunto es que el hecho de que la cifra de 5.777 dólares coincida con el número del año nuevo judío 5.777 que se festeja justamente esta semana, es una mera casualidad bíblica y cabalística pero que nos lleva inevitablemente a otra deuda del Klan K, un poquito más grosera: el Memorándum con Irán y el fiscal Nisman.
Al respecto, además de guita, también nos deben algunas otras respuestas.
¿Por qué Ex Ella violó su compromiso, expresado meses antes, de no acordar nada con Irán sin el apoyo de todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria y de las instituciones judías involucradas?
¿Por qué armar una Comisión de la Verdad para investigar un atentado con los mismos acusados del atentado?
¿Por qué Irán nunca aprobó el acuerdo y ni siquiera lo envió a su Parlamento?
¿Y las escuchas telefónicas? ¿Qué significa cuando el iraní le dice a D’Elía que “allá están muy calientes porque el rusito los cagó”?
¿Cuándo D’Elía dice que Parrilli le pidió que “ahora mantenga perfil bajo” está hablando del Parrilli que todos conocemos o de un jugador del Milan?
¿Por qué D’Elía le dice al iraní que vaya rápido a la Casa Rosada porque tiene un mensaje urgente para darle?
¿Por qué, ante la denuncia de Nisman, no se pusieron a disposición de la justicia si eran tan inocentes?
¿Por qué una vez muerto el fiscal se dedicaron sistemáticamente a difamarlo?
¿Por qué aferrarse desesperadamente a la idea del suicidio cuando inicialmente Ex Ella escribió que fue un crimen para perjudicar al gobierno?
¿Por qué el famoso “no tengo pruebas pero tampoco tengo dudas”?
¿Por qué ni el pésame a las hijas?
Demasiadas preguntas como para seguir haciéndose los burros. Esta semana la Cámara Federal dictaminó que no hay nada para investigar.
¿Qué se puede agregar? Me apropio de estas palabras: “Hagamos lo posible para que haya más dignidad en el orden laboral, económico, educativo, sanitario… pero no olvidemos nunca que si pesa sobre la vida de este país un asesinato no explicitado como tal, la Argentina habrá muerto con un tiro en la cabeza de ese fiscal”. Santiago Kovadloff, 27 de setiembre de 2016. Una mente brillante.
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