El cansancio gana terreno en las escuelas a fin de año
En las charlas entre muchos docentes a esta altura del año, el cansancio y el trecho que aún falta recorrer que por los condimentos se hace cuesta arriba, son temas que se reiteran.
A esto se suma que los últimos meses del ciclo lectivo requieren aprovechar los tiempos para poder cumplir con los contenidos. Pero ellos no son los únicos cansados, los padres y los niños también lo están y esto impacta en el cumplimento de la tarea diaria.
Si en algunos segmentos -especialmente en el nivel medio- se habla de falta de motivación, estos últimos meses del año, en que los niños ya vienen arrastrando cansancio, dictar una clase a veces se hace cuesta arriba. Incluso, algunos docentes señalan que con la llegada de la primavera suele observarse que los alumnos tienen una conducta más efervescente y cuesta más que se concentren en las actividades.
“El comentario en los recreos es que están todas cansadas, desganadas además de todo lo que queda y que se viene lo peor: elección de abanderados y escoltas en sexto grado; los globales, la presión de los padres si sus hijos van a ir a recuperar”, relató Roxana, docente de 5° y 6° grado de Matemática y Ciencias Naturales.
Agregó que “las clases no rinden porque los chicos están cansados y que los cambios permanentes en los planes de gobierno hacen que haya cosas que no quedan muy sólidas y haya que retomarlas al año siguiente”, lo que implica no poder cumplir bien con lo pautado para ese año.
Mariela, docente de sala de 5 hizo referencia a que este año en particular ha habido muchos cambios en cuanto política educativa y ha exigido adaptaciones, reuniones de docentes y con los padres, mientras que las modificaciones que llegan ahora encuentran a los chicos ya agotados tal el caso de la articulación entre sala de 5 y primer grado.
También dijo que el cansancio es un comentario habitual con sus colegas: “hay maestras que están hasta tres horas por día corrigiendo, que tienen tres cursos, una tarea por niño por día son 100 para corregir”.
Algunos desafíos son comunes a las diversas instituciones, otros están vinculados a la realidad que deben enfrentar en función del entorno social de la comunidad que reciben.
El contexto demanda habilidades para adaptarse a nuevas realidades y desafíos de la actividad docente mientras que los profesores en algunos casos deben afrontarlo con falta de apoyo por parte de los directivos, según relatan.
En algunos sectores hay que agregar falta de recursos o la necesidad de resolver cuestiones de índole social, como brindar alimentos u otro tipo de asistencia ya que gran parte del alumnado llega a las aulas con diversas carencias.
Licencias
Algunas de estas situaciones terminan por impactar en su salud y manifestar síntomas que de no resolverse desembocan en posibles síndromes y las consecuentes licencias.
Según el área de Salud Laboral de la Dirección General de Escuelas (DGE), la cantidad de licencias por estas causas se mantiene constante a través de los años.
De acuerdo a los datos de este año hasta el mes pasado, se han otorgado entre 350 y 425 licencias por ansiedad, depresión u otras patologías similares por mes. Estos datos corresponden a Gran Mendoza, Lavalle, Tunuyán y el Este, zona geográfica en la que hay unos 50 mil agentes docentes y no docentes. Sin embargo, Silvina Nahman, coordinadora de Salud Laboral de la DGE señaló que 90% de las licencias corresponden a docentes. Se aprecia un leve repunte en marzo que es superado por setiembre, el mes con más registros hasta ahora. Según profesionales que se desempeñan en este área, el mayor pico suele presentarse a fin de año.
Los casos de ansiedad son mayoritarios: en setiembre fueron 300 de los 425 registrados por cuestiones de salud mental. Reconocieron que este año las licencias por estas causas han sido más breves.
Nahman dijo que lo que más afecta a los docentes es el mal clima laboral, en particular cuando hay conflictos con los directivos. En esas instituciones suele aparecer más de un docente con licencia. Pero por otra parte, las situaciones sociales impactan en la docencia y la salud de los profesores que son como un termómetro de estas circunstancias.
De acuerdo a lo que observa la psicóloga Silvana Roger, las docentes mayores se toman menos licencias mientras que a las más jóvenes les resulta a veces un poco más difícil tener tolerancia a la frustración y aguardar los tiempos de los procesos porque es propio de la generación esperar respuestas más rápidas acorde a los plazos de mayor inmediatez actuales.
Herramientas
La psiquiatra Cecilia Interlandi quien trabaja en salud laboral explicó que los trabajos en los que las personas están expuestas al trato con la gente (o su atención) suelen generar mayor desgaste con síntomas como cansancio o angustia.
Asimismo el agotamiento a esta altura del año es algo común a muchos trabajadores. Explicó que el estrés es una reacción frente a una situación nueva y requiere que la persona tengas ciertas herramientas para enfrentarla. “Cuando hay una dificultad para la adaptación pueden aparecer síntomas (...) que si no se logra controlar pueden generar un trastorno o síndrome”.
Mencionó que todas las personas están sometidas a situaciones estresantes, y en el caso de los docentes todos enfrentan más o menos las mismas realidades. El asunto es que no todos tienen las mismas herramientas para afrontarlas ni la flexibilidad para adaptarse a escenarios nuevos.
Las especialistas destacaron que las patologías mentales suelen ser multicausales, sin embargo, la psicóloga dijo que desde su percepción este año en particular se ha observado que los pacientes refieren más aspectos de índole personal que los afectan y que incluso acudir a la escuela es algo que les hace bien para correrse de esa situación.
Prevención: talleres y charlas
La cuestión es contar con habilidades y herramientas que faciliten lidiar con los desafíos cotidianos. Justamente con esta intención y apuntando a la prevención es que se han implementado unos talleres de salud mental desde la coordinación de salud laboral de la DGE.
Sin embargo, Silvina Nahman, quien está a cargo del área comentó que muchos no acuden porque hay una especie de estigma o prejuicio y el comentario común de que “no están locos” como para ir. Pero por el contrario dijo que una vez que lo realizan quedan muy conformes y lo recomiendan a sus colegas.
Además señalaron que hay otros mecanismos para lidiar con situaciones que pueden perjudicar la salud mental antes de llegar a la licencia. Una de ellas es pedir el traslado de colegio cuando la relación con los pares y directivos no es buena o tomar algunos días de descanso para volver con energías renovadas.
A esto se suma que los últimos meses del ciclo lectivo requieren aprovechar los tiempos para poder cumplir con los contenidos. Pero ellos no son los únicos cansados, los padres y los niños también lo están y esto impacta en el cumplimento de la tarea diaria.
Si en algunos segmentos -especialmente en el nivel medio- se habla de falta de motivación, estos últimos meses del año, en que los niños ya vienen arrastrando cansancio, dictar una clase a veces se hace cuesta arriba. Incluso, algunos docentes señalan que con la llegada de la primavera suele observarse que los alumnos tienen una conducta más efervescente y cuesta más que se concentren en las actividades.
“El comentario en los recreos es que están todas cansadas, desganadas además de todo lo que queda y que se viene lo peor: elección de abanderados y escoltas en sexto grado; los globales, la presión de los padres si sus hijos van a ir a recuperar”, relató Roxana, docente de 5° y 6° grado de Matemática y Ciencias Naturales.
Agregó que “las clases no rinden porque los chicos están cansados y que los cambios permanentes en los planes de gobierno hacen que haya cosas que no quedan muy sólidas y haya que retomarlas al año siguiente”, lo que implica no poder cumplir bien con lo pautado para ese año.
Mariela, docente de sala de 5 hizo referencia a que este año en particular ha habido muchos cambios en cuanto política educativa y ha exigido adaptaciones, reuniones de docentes y con los padres, mientras que las modificaciones que llegan ahora encuentran a los chicos ya agotados tal el caso de la articulación entre sala de 5 y primer grado.
También dijo que el cansancio es un comentario habitual con sus colegas: “hay maestras que están hasta tres horas por día corrigiendo, que tienen tres cursos, una tarea por niño por día son 100 para corregir”.
Algunos desafíos son comunes a las diversas instituciones, otros están vinculados a la realidad que deben enfrentar en función del entorno social de la comunidad que reciben.
El contexto demanda habilidades para adaptarse a nuevas realidades y desafíos de la actividad docente mientras que los profesores en algunos casos deben afrontarlo con falta de apoyo por parte de los directivos, según relatan.
En algunos sectores hay que agregar falta de recursos o la necesidad de resolver cuestiones de índole social, como brindar alimentos u otro tipo de asistencia ya que gran parte del alumnado llega a las aulas con diversas carencias.
Licencias
Algunas de estas situaciones terminan por impactar en su salud y manifestar síntomas que de no resolverse desembocan en posibles síndromes y las consecuentes licencias.
Según el área de Salud Laboral de la Dirección General de Escuelas (DGE), la cantidad de licencias por estas causas se mantiene constante a través de los años.
De acuerdo a los datos de este año hasta el mes pasado, se han otorgado entre 350 y 425 licencias por ansiedad, depresión u otras patologías similares por mes. Estos datos corresponden a Gran Mendoza, Lavalle, Tunuyán y el Este, zona geográfica en la que hay unos 50 mil agentes docentes y no docentes. Sin embargo, Silvina Nahman, coordinadora de Salud Laboral de la DGE señaló que 90% de las licencias corresponden a docentes. Se aprecia un leve repunte en marzo que es superado por setiembre, el mes con más registros hasta ahora. Según profesionales que se desempeñan en este área, el mayor pico suele presentarse a fin de año.
Los casos de ansiedad son mayoritarios: en setiembre fueron 300 de los 425 registrados por cuestiones de salud mental. Reconocieron que este año las licencias por estas causas han sido más breves.
Nahman dijo que lo que más afecta a los docentes es el mal clima laboral, en particular cuando hay conflictos con los directivos. En esas instituciones suele aparecer más de un docente con licencia. Pero por otra parte, las situaciones sociales impactan en la docencia y la salud de los profesores que son como un termómetro de estas circunstancias.
De acuerdo a lo que observa la psicóloga Silvana Roger, las docentes mayores se toman menos licencias mientras que a las más jóvenes les resulta a veces un poco más difícil tener tolerancia a la frustración y aguardar los tiempos de los procesos porque es propio de la generación esperar respuestas más rápidas acorde a los plazos de mayor inmediatez actuales.
Herramientas
La psiquiatra Cecilia Interlandi quien trabaja en salud laboral explicó que los trabajos en los que las personas están expuestas al trato con la gente (o su atención) suelen generar mayor desgaste con síntomas como cansancio o angustia.
Asimismo el agotamiento a esta altura del año es algo común a muchos trabajadores. Explicó que el estrés es una reacción frente a una situación nueva y requiere que la persona tengas ciertas herramientas para enfrentarla. “Cuando hay una dificultad para la adaptación pueden aparecer síntomas (...) que si no se logra controlar pueden generar un trastorno o síndrome”.
Mencionó que todas las personas están sometidas a situaciones estresantes, y en el caso de los docentes todos enfrentan más o menos las mismas realidades. El asunto es que no todos tienen las mismas herramientas para afrontarlas ni la flexibilidad para adaptarse a escenarios nuevos.
Las especialistas destacaron que las patologías mentales suelen ser multicausales, sin embargo, la psicóloga dijo que desde su percepción este año en particular se ha observado que los pacientes refieren más aspectos de índole personal que los afectan y que incluso acudir a la escuela es algo que les hace bien para correrse de esa situación.
Prevención: talleres y charlas
La cuestión es contar con habilidades y herramientas que faciliten lidiar con los desafíos cotidianos. Justamente con esta intención y apuntando a la prevención es que se han implementado unos talleres de salud mental desde la coordinación de salud laboral de la DGE.
Sin embargo, Silvina Nahman, quien está a cargo del área comentó que muchos no acuden porque hay una especie de estigma o prejuicio y el comentario común de que “no están locos” como para ir. Pero por el contrario dijo que una vez que lo realizan quedan muy conformes y lo recomiendan a sus colegas.
Además señalaron que hay otros mecanismos para lidiar con situaciones que pueden perjudicar la salud mental antes de llegar a la licencia. Una de ellas es pedir el traslado de colegio cuando la relación con los pares y directivos no es buena o tomar algunos días de descanso para volver con energías renovadas.
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