Una atleta piensa en someterse a la eutanasia tras los Juegos de Río
La campeona paralímpica belga de atletismo Marieke Vervoort anunció que tiene la intención de someterse a la eutanasia después de participar en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro, Brasil.
"Río es mi último deseo, espero acabar mi carrera con un podio", manifestó la atleta belga, que tiene las piernas paralizadas y participa en la modalidad de carreras en silla de ruedas. "Después de ello comienzo a pensar en eutanasia", agregó.
Los Juegos Paralímpicos irán del 7 al 18 de septiembre una vez finalizados los Olímpicos que se extenderán desde mañana hasta el 21 de agosto.
"El deporte es lo único que me mantiene con vida", confesó la mujer de 37 años, quien también explicó que cada vez le resulta más complicado sostener la enfermedad por el deterioro físico y mental que le provoca.
"Me entreno muy duro, incluso si tengo que luchar día y noche contra mi enfermedad. En mi silla de carreras es el único lugar donde mi frustración se va", agregó.
En 2008 Vervoort fue campeona mundial de triatlón y hasta participó en un IronMan, la prueba más exigente del triatlón que consta de 3,86 kilómetros de natación, 180 km de ciclismo y 42,2 km de maratón. Ese año enfermedad (que la persigue desde 2002) la dejó en silla de ruedas.
Su amor por el deporte la llevó a practicar Blokart (carro a vela con ruedas impulsado sólo por el viento).
Bajo la modalidad paralímpica, la atleta obtuvo la medalla de oro en los 100 metros y medalla de plata en los 200 y 400 metros en Londres 2012. En 2015 rompió los récords y fue campeona en Doha (Qatar) en 400, 800, 1.500 y 5.000 metros.
Mientras triunfaba en estas competencias la enfermedad le ultrajaba el cuerpo cada vez más.
"Sentada en mi silla de carreras el drama desaparece", confía detrás de sus ojos grises. "El deporte me expulsa todos los pensamientos oscuros, el miedo, la tristeza, la frustración. Así es como he ganado las medallas de oro", dijo.
En Río de Janeiro, las ruedas de Marieke Vervoort rodarán sobre los 100 metros y los 400 metros. "Hay una oportunidad de ganar una medalla, pero será muy difícil porque la competencia es muy fuerte", dice.
"Vamos a ver adonde me lleva la vida y tratemos de disfrutar los mejores momentos", pide Vervoort.
Su cuerpo la traiciona, se vuelve más y más difícil de entrenar.
"Es muy difícil de encontrar, año tras año, lo que puedo y no puedo más hacer", explica. Así, apunta que hace tiempo que debió suspender el basquet, luego el golf, la esgrima, el surf, el triatlón y el buceo, todos deportes que a lo largo de los años fue probando.
"Ella se aferrará a Río, siente que sus capacidades físicas se deterioran pero que la competencia le despierta el alma", comenta al lado de la atleta uno de sus mejores amigos.
La enfermedad incurable persigue a Vervoort desde hace 14 años. La eutanasia es legal en Bélgica, siempre que lleve estampado el consentimiento por escrito de tres médicos.
Preparado. Los papeles, en el caso de Marieke, están listos. Y el funeral ya lo imagina: ninguna iglesia y sin pasteles. "Quiero que todos mis amigos tengan una copa de champán en la mano y un pensamiento para mí", expresa la deportista.
"Todo el mundo que me ve reír con mi medalla de oro no supone el lado oscuro de mi vida", dice, y agrega: "Sufro mucho, a veces durmiendo sólo diez minutos por noche. Cuando se pone el sol, el dolor no se duerme", grafica.
Cuando es de día, la atleta rubia platino puede desmayarse del cansancio producido por una mala noche. "Mi perro me lame la cara hasta que me despierto", confiesa. "Es que tengo que seguir entrenando y es inútil quejarse".
El objetivo en Río es el podio. Aunque sea por última vez.
"Río es mi último deseo, espero acabar mi carrera con un podio", manifestó la atleta belga, que tiene las piernas paralizadas y participa en la modalidad de carreras en silla de ruedas. "Después de ello comienzo a pensar en eutanasia", agregó.
Los Juegos Paralímpicos irán del 7 al 18 de septiembre una vez finalizados los Olímpicos que se extenderán desde mañana hasta el 21 de agosto.
"El deporte es lo único que me mantiene con vida", confesó la mujer de 37 años, quien también explicó que cada vez le resulta más complicado sostener la enfermedad por el deterioro físico y mental que le provoca.
"Me entreno muy duro, incluso si tengo que luchar día y noche contra mi enfermedad. En mi silla de carreras es el único lugar donde mi frustración se va", agregó.
En 2008 Vervoort fue campeona mundial de triatlón y hasta participó en un IronMan, la prueba más exigente del triatlón que consta de 3,86 kilómetros de natación, 180 km de ciclismo y 42,2 km de maratón. Ese año enfermedad (que la persigue desde 2002) la dejó en silla de ruedas.
Su amor por el deporte la llevó a practicar Blokart (carro a vela con ruedas impulsado sólo por el viento).
Bajo la modalidad paralímpica, la atleta obtuvo la medalla de oro en los 100 metros y medalla de plata en los 200 y 400 metros en Londres 2012. En 2015 rompió los récords y fue campeona en Doha (Qatar) en 400, 800, 1.500 y 5.000 metros.
Mientras triunfaba en estas competencias la enfermedad le ultrajaba el cuerpo cada vez más.
"Sentada en mi silla de carreras el drama desaparece", confía detrás de sus ojos grises. "El deporte me expulsa todos los pensamientos oscuros, el miedo, la tristeza, la frustración. Así es como he ganado las medallas de oro", dijo.
En Río de Janeiro, las ruedas de Marieke Vervoort rodarán sobre los 100 metros y los 400 metros. "Hay una oportunidad de ganar una medalla, pero será muy difícil porque la competencia es muy fuerte", dice.
"Vamos a ver adonde me lleva la vida y tratemos de disfrutar los mejores momentos", pide Vervoort.
Su cuerpo la traiciona, se vuelve más y más difícil de entrenar.
"Es muy difícil de encontrar, año tras año, lo que puedo y no puedo más hacer", explica. Así, apunta que hace tiempo que debió suspender el basquet, luego el golf, la esgrima, el surf, el triatlón y el buceo, todos deportes que a lo largo de los años fue probando.
"Ella se aferrará a Río, siente que sus capacidades físicas se deterioran pero que la competencia le despierta el alma", comenta al lado de la atleta uno de sus mejores amigos.
La enfermedad incurable persigue a Vervoort desde hace 14 años. La eutanasia es legal en Bélgica, siempre que lleve estampado el consentimiento por escrito de tres médicos.
Preparado. Los papeles, en el caso de Marieke, están listos. Y el funeral ya lo imagina: ninguna iglesia y sin pasteles. "Quiero que todos mis amigos tengan una copa de champán en la mano y un pensamiento para mí", expresa la deportista.
"Todo el mundo que me ve reír con mi medalla de oro no supone el lado oscuro de mi vida", dice, y agrega: "Sufro mucho, a veces durmiendo sólo diez minutos por noche. Cuando se pone el sol, el dolor no se duerme", grafica.
Cuando es de día, la atleta rubia platino puede desmayarse del cansancio producido por una mala noche. "Mi perro me lame la cara hasta que me despierto", confiesa. "Es que tengo que seguir entrenando y es inútil quejarse".
El objetivo en Río es el podio. Aunque sea por última vez.
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