Senadores con EPE por las tarifas
En apenas algo más de una hora, parte de los senadores y las autoridades de la EPE revisaron la suba de tarifas eléctricas en el sector productivo.
Raúl Stival y los demás directores de la Empresa Provincial de la Energía conversaron sin tensiones con varios senadores del oficialismo y de la oposición. (Sus preguntas, en algunos casos, revelaron una escasa lectura sobre el tema que desde hace semanas se debate públicamente).
Por momentos, los legisladores ocuparon la reunión -ante los ingenieros de la EPE- en repartirse culpas y chicanas sobre las responsabilidades políticas nacionales por la suba, por la insostenible política de subsidios, que alentó el despilfarro para los más pudientes en los últimos 15 años y gastó $ 140.000 millones, por la discriminación que sufrieron en ese período todos los usuarios del interior del país, y por la decisión de la provincia de aumentar las boletas de EPE. Hubo hasta recriminaciones sobre los intentos privatizadores -y el vaciamiento- de los ‘90.
Salvo por esas disgresiones (interesantes porque de aquellos años provienen varios senadores), el debate fue similar al que ya enfrentaron los directores de la EPE en Diputados.
El número
Como en aquella oportunidad un número se impone por su propio peso. La EPE iba a gastar en 2016 $ 1.100 millones para comprar la energía y con el aumento dispuesto por la Nación, serán $ 4.800. O dicho de otra forma, la diferencia de $ 3.700 millones duplica a la suma del presupuesto de obras de esa empresa y de la Dirección Provincial de Vialidad, según explicaron las autoridades de la compañía estatal.
Tranquilidad
Lo más interesante fueron las preguntas y las respuestas sobre qué va a pasar con las industrias que vean que los nuevos costos de la energía eléctrica derrumban sus previsiones económicas.
A ambos lados del mostrador se buscó dejar claro que no será la EPE la que liquide empresas o puestos de trabajo, y que -desde el ministerio de la Producción- se va a poder analizar cada caso.
Se mostraron esbozos de un plan para lograr financiación nacional, que aún no tiene respuesta de la Casa Rosada, que optó por el shock tarifario en lugar del gradualismo y no va a dar marcha atrás.
La oposición recriminó a la Casa Gris no haberse adelantado al efecto que la suba causó en la industria, habló de reducir ingresos brutos para rebajar tarifas, de crear una “tarifa eléctrica de incentivo productivo (para las Pymes), así como hay una tarifa social” y el oficialismo de reclamarle a las autoridades nacionales una baja en el IVA que pagan las industrias, que llega hasta el 40 % de sus boletas.
Raúl Stival y los demás directores de la Empresa Provincial de la Energía conversaron sin tensiones con varios senadores del oficialismo y de la oposición. (Sus preguntas, en algunos casos, revelaron una escasa lectura sobre el tema que desde hace semanas se debate públicamente).
Por momentos, los legisladores ocuparon la reunión -ante los ingenieros de la EPE- en repartirse culpas y chicanas sobre las responsabilidades políticas nacionales por la suba, por la insostenible política de subsidios, que alentó el despilfarro para los más pudientes en los últimos 15 años y gastó $ 140.000 millones, por la discriminación que sufrieron en ese período todos los usuarios del interior del país, y por la decisión de la provincia de aumentar las boletas de EPE. Hubo hasta recriminaciones sobre los intentos privatizadores -y el vaciamiento- de los ‘90.
Salvo por esas disgresiones (interesantes porque de aquellos años provienen varios senadores), el debate fue similar al que ya enfrentaron los directores de la EPE en Diputados.
El número
Como en aquella oportunidad un número se impone por su propio peso. La EPE iba a gastar en 2016 $ 1.100 millones para comprar la energía y con el aumento dispuesto por la Nación, serán $ 4.800. O dicho de otra forma, la diferencia de $ 3.700 millones duplica a la suma del presupuesto de obras de esa empresa y de la Dirección Provincial de Vialidad, según explicaron las autoridades de la compañía estatal.
Tranquilidad
Lo más interesante fueron las preguntas y las respuestas sobre qué va a pasar con las industrias que vean que los nuevos costos de la energía eléctrica derrumban sus previsiones económicas.
A ambos lados del mostrador se buscó dejar claro que no será la EPE la que liquide empresas o puestos de trabajo, y que -desde el ministerio de la Producción- se va a poder analizar cada caso.
Se mostraron esbozos de un plan para lograr financiación nacional, que aún no tiene respuesta de la Casa Rosada, que optó por el shock tarifario en lugar del gradualismo y no va a dar marcha atrás.
La oposición recriminó a la Casa Gris no haberse adelantado al efecto que la suba causó en la industria, habló de reducir ingresos brutos para rebajar tarifas, de crear una “tarifa eléctrica de incentivo productivo (para las Pymes), así como hay una tarifa social” y el oficialismo de reclamarle a las autoridades nacionales una baja en el IVA que pagan las industrias, que llega hasta el 40 % de sus boletas.
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