Ella es autista y su vida cambió gracias a su gato

Cuando tenía 2 años, Iris Grace Halmshaw, que hoy tiene 6 años, fue diagnosticada con una condición severa de autismo, que, según los doctores, le impediría incluso poder hablar. Desde entonces sus papás siempre la acompañaron para lograr que pueda conectarse con el mundo.
Fomentaron en ella la pintura, y así la nena comenzó a pintar y realizar obras de arte que hoy valen millones. Pero el gran cambio en su vida fue la compra de Thula, un gato Maine Coon, que se convirtió en su compañero inseparable. 
Desde que Thula llegó a su vida, Iris comenzó a hablar y se animó a meterse al agua, algo que nunca le gustó ni para bañarse. Ahora, gracias a su mascota, ellos nadan y se bañan juntos. Además, Thula parece entender a Iris a la perfección. Pasan todo el día juntos y si durante la noche Iris se despierta, el gato le trae un juguete para que se relaje.
Para la madre de Iris, el gato es algo más que un gato en la vida de su hija. "Thula estuvo al lado de Iris desde el momento en que la vio. Durmió en sus brazos durante su primera noche, como si fuera su ángel guardián. Cuando Iris está mirando sus libros, delicadamente siente las orejas y los bigotes de Thula, o toma su cola", describe ilusionada con que su hija continúe evolucionando en el habla.
El tipo de autismo de Iris se caracteriza por tener patrones de sueño irregular, comportamiento obsesivo, falta de contacto visual, nada de interacción en el juego, tanto con los padres como con otros chicos. Y se siente muy insegura ante lo desconocido.

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