Otoño, el momento de soltar, agradecer y celebrar el alma
La energía a vivenciar durante estos tres meses es de Aries, Tauro y Géminis. Hay que inspirarse y dejar ir lo que lastima.
El pasado lunes se celebró el equinocio de otoño en el Hemisferio Sur, fecha coincidente con el ingreso del Sol a la constelación de Aries.
Desde este punto de vista, cada año es una oportunidad de alcanzar nuestra realización sublime. Esperanza que se renueva cada año que seguimos encarnados en la Tierra. Este tránsito anual del ser humano no por los meses del año, sino por los signos del zodíaco, representa una elevación de la conciencia para estar receptivos a las energías universales.
El equinoccio de otoño es una gran oportunidad de celebrar la cosecha del alma.
El equinoccio de otoño marca la apertura, el comienzo del nuevo año. De la cosecha extraeremos las semillas que usaremos en las nuevas siembras.
La apertura del nuevo año también está condicionada por la cosecha del año anterior.
Cosecha y siembra del alma
Cada estación del año trae un conjunto de actividades físicas, energéticas, emocionales, intelectuales muy distintas. Además de una apertura de conciencia muy diferente. El otoño es una temporada muy especial desde el punto de vista discipular, porque los tres primeros meses del año marcan las tres lunas mayores con toda su vivencia. La energía a vivenciar durante estos tres meses es de Aries, Tauro y Géminis.
Agradecer
El otoño con su magia nos invita a soltar y a agradecer. Bajo el poder de la fresca brisa, las hojas llevan a cabo una danza de inconmensurable belleza a los pies de los árboles, pintados de hermosos rojos, naranjas y marrones. Las delicadas hojas en su muerte caen. Los árboles no se aferran a lo que ya no tiene fuerza vital . El mismo árbol que alimentó a los capullos y los vio crecer hasta hacerse encajes verdes, sencillamente sustrae su energía y, suavemente, los dejar ir. No hay tristeza en esta historia, ni sentido de pérdida.
Todo esto es un hecho natural y eso que ya no sirve al árbol, sirve ahora a la tierra, nutriéndola con energía.
El otoño nos invita a soltar sin arrepentimientos ni resentimientos. Inspírate en el espíritu del otoño y revisa tus relaciones. ¿Cuáles son genuinas y cuáles mantienes por costumbre? ¿Qué tal tus hábitos y creencias? ¿Te están apoyando en el peregrinar de tu alma y en tu experiencia humana? ¿Cómo estas de tiempo? ¿Está tu horario tan lleno que no tienes espacio para nada nuevo?
El pasado lunes se celebró el equinocio de otoño en el Hemisferio Sur, fecha coincidente con el ingreso del Sol a la constelación de Aries.
Desde este punto de vista, cada año es una oportunidad de alcanzar nuestra realización sublime. Esperanza que se renueva cada año que seguimos encarnados en la Tierra. Este tránsito anual del ser humano no por los meses del año, sino por los signos del zodíaco, representa una elevación de la conciencia para estar receptivos a las energías universales.
El equinoccio de otoño es una gran oportunidad de celebrar la cosecha del alma.
El equinoccio de otoño marca la apertura, el comienzo del nuevo año. De la cosecha extraeremos las semillas que usaremos en las nuevas siembras.
La apertura del nuevo año también está condicionada por la cosecha del año anterior.
Cosecha y siembra del alma
Cada estación del año trae un conjunto de actividades físicas, energéticas, emocionales, intelectuales muy distintas. Además de una apertura de conciencia muy diferente. El otoño es una temporada muy especial desde el punto de vista discipular, porque los tres primeros meses del año marcan las tres lunas mayores con toda su vivencia. La energía a vivenciar durante estos tres meses es de Aries, Tauro y Géminis.
Agradecer
El otoño con su magia nos invita a soltar y a agradecer. Bajo el poder de la fresca brisa, las hojas llevan a cabo una danza de inconmensurable belleza a los pies de los árboles, pintados de hermosos rojos, naranjas y marrones. Las delicadas hojas en su muerte caen. Los árboles no se aferran a lo que ya no tiene fuerza vital . El mismo árbol que alimentó a los capullos y los vio crecer hasta hacerse encajes verdes, sencillamente sustrae su energía y, suavemente, los dejar ir. No hay tristeza en esta historia, ni sentido de pérdida.
Todo esto es un hecho natural y eso que ya no sirve al árbol, sirve ahora a la tierra, nutriéndola con energía.
El otoño nos invita a soltar sin arrepentimientos ni resentimientos. Inspírate en el espíritu del otoño y revisa tus relaciones. ¿Cuáles son genuinas y cuáles mantienes por costumbre? ¿Qué tal tus hábitos y creencias? ¿Te están apoyando en el peregrinar de tu alma y en tu experiencia humana? ¿Cómo estas de tiempo? ¿Está tu horario tan lleno que no tienes espacio para nada nuevo?
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